LA MATANZA DE LA CÁRCEL.







Tras el inicio de la Guerra Civil, la ciudad de Madrid, en manos de las milicias del Frente Popular que habían sido armadas por el Gobierno republicano, era la localidad más peligrosa de España. Todo aquel que no pertenecía a los partidos revolucionarios -PCE, PSOE, CNT, IR,…- tenían motivos para temer por sus vidas. Incluso los republicanos moderados, que para nada apoyaban el levantamiento militar, tenían motivos para temer por sus vidas.
Desde mediados de agosto de 1936, la cárcel Modelo de Madrid se encontraba saturada por los “presos políticos” que las autoridades detenían en masa. La prisión tenía capacidad para 1.800 personas, pero había más de 5.000 presos de los que la mayoría eran personas detenidas por su forma de pensar, no por haber cometido ningún delito.
Esta saturación causaba malestar a los presos comunes, en su mayor parte condenados por robos y por delitos de sangre, que amenazaron con amotinarse si no se les dejaba en libertad y se les apartaba de los “políticos”.
El día 15 de agosto las celdas de los dirigentes de partidos políticos de derechas, de sacerdotes y militares fueron registradas por milicianos anarquistas de la CNT que procedieron a robar todo tipo de enseres a estas personas. Mientras tanto, un grupo de estos anarquistas reunió a los presos comunes prometiéndoles la libertad si se afiliaban a su organización y se alistaban como milicianos.
Poco después, el destacado lider anarquista Felipe Sandoval, acompañado de otros cuarenta miembros de la CNT que gestionaban la checa del Cine Europa, se presentaron en la cárcel Modelo para realizar otro registro. Su entrada fue posible gracias a la presencia en el turno de aquel día, el 22 de agosto, de varios funcionarios de la prisión afiliados a esa organización.
Con la excusa de realizar el registro, muchos de los “presos políticos” fueron encerrados en uno de los patios, mientras que a los que no cabían allí fueron confinados a sus celdas. Mientras tanto, los presos comunes se hicieron dueños de la prisión y empezaron a amenazar a los foncionarios, apoyados por los anarquistas, con prender fuego a la prisión si no eran puestos en libertad.
En ese momento se inició el incendio de la leñera en la que se almacenaba el combustible y los presos comunes culparon a los “políticos”, a pesar de que se encontraban encerrados y fuertemente vigilados.
Varios de los anarquistas ametrallaron el patio en el que se encontraban los presos derechistas. Murieron 6 y otros 20 resultaron heridos.
Mientras esto ocurría, en el exterior de la cárcel se aglomeraban cada vez más miembros de los partidos revolucionarios que amenazaban con asaltar el edificio si no se liberaba a los presos comunes y se daba un escarmiento a los “políticos”. Cuando llegaron las dotaciones de bomberos desplazadas para apagar el fuego de la leñera, varias decenas de estos radicales lograron entrar y se sumaron a los hombres de Sandoval, que se habían apoderado de los archivos de la cárcel y estaban realizando listas de sus posibles víctimas.
A las siete de la tarde de aquel 22 de agosto, los milicianos anarquistas con el apoyo del socialista Enrique Puente, obligaron a los funcionarios a abandonar la cárcel. Los anarquistas, con el pleno control de la prisión, hicieron una selección de 32 presos derechistas, republicanos moderados, militares y sacerdotes, que fueron apartados del resto.
Durante la madrugada del 22 al 23 de agosto, sin que mediase ningún tipo de juicio, fueron fusilados en los sótanos de la quinta galería de la cárcel.
Entre las víctimas se encontraban:
Melquiades Álvarez González, Decano del Colegio de Abogados de Madrid, insigne jurista y orador, Diputado durante varias legislaturas, Jefe del Partido Republicano Liberal Demócrata y ex Presidente del Parlamento.
José Maritinez de Velasco, Jefe del Partido Agrario, ex Ministro de la República.
Julio Ruiz de Alda, aviador militar, tripulante del glorioso avión Plus-Ultra, fundador de la Falange Española, en la que acompañó desde un principio a José Antonio Primo de Rivera.
Fernando Primo de Rivera, Oficial del Ejército y Médico, hermano del Jefe de la Falange Española.
Rafael Esparza, diputado en Cortes.
Manuel Rico Avello, ex Ministro y ex Alto Comisario de España en Marruecos durante la República y Diputado a Cortes en 1936. Como Ministro de la Gobernación, en 1933, siendo entonces Jefe del Gobierno Martínez Barrio, garantizó personalmente la sinceridad de aquellas elecciones que dieron el triunfo a las derechas.
Francisco Javier Jiménez de la Puente, Conde de Santa Engracia, que había actuado en política como liberal monárquico.
Ramón Álvarez Valdés y Castañón, ex Ministro de Justicia de la República, miembro del Partido Republicano Liberal Demócrata y Diputado a Cortes en 1936.
José María Albiñana, Abogado, Médico y Diputado a Cortes en 1936.
Oswaldo Fernando Capaz, General del Ejército y colonizador de Ifni durante la República.
Rafael Villegas Montesinos, General del Ejército.
Santiago Martín Báguenas, Comisario de Policía.
Enrique Matorras Páez, falangista, procedente de las filas del comunismo, y autor del libro “El comunismo en España”, en el que contaba su cambio de criterio político. Tenía veintitrés años al ser asesinado.

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